jueves, 17 de abril de 2008

EL JOVEN DEL FARO 2ª Parte

Durante aquel primer verano en el faro, mi padre y yo nos pasábamos el día intentando adecentar, poco a poco, la que iba a ser nuestra nueva casa. La pintamos de blanco, tanto por dentro como por fuera. Un blanco inmaculado y puro. Las láminas de las ventanas de madera las pintamos de color verde. Ese color lo elegí yo. Antes de embarcarnos hacia el faro me fije que las casas de los pescadores del pueblo combinaban esos dos colores y me gustó, así que cuando mi padre me preguntó de qué color pintarías las ventanas, no dudé ni un segundo, las quería verdes

Aquel verano fue intenso, lleno de emociones contradictorias. Sin duda, la presencia de mi madre hubiera contribuido a que ese nuevo mundo fuera completo, sin carencias pero…aún así yo sabía que mi madre era la luz que alumbraba nuestro barco, ella era nuestra linterna, nuestra Torre de Hércules. Ella nos guiaba en los momentos de temporal igual que los barcos se guiaban por la luz brillante que emitía nuestro faro. Ambos servían de referencia.

Trabajábamos intensamente durante el día, incluso mi padre compró unas semillas con la intención de plantar una pequeña huerta; por cierto, fiel a sus principios, junto a las tomateras clavó un pequeño mástil desde ondeaba la bandera republicana. Así que entre la limpieza, recorrer la isla, la huerta… y el trabajo de farero cuando llegaba la noche mi padre estaba agotado. Sinceramente creo que lo hacía por que era la única manera que tenía de no pensar constantemente en mi madre.

Sé que se querían con locura, aún así he de reconocer que alguna vez les vi discutir. El motivo, en la mayoría de las ocasiones, era por que mi madre quería que fuera a misa todos los domingos, yo me negaba y mi padre, siempre, siempre me apoyaba. Él era republicano y ateo, mi madre monárquica y católica. Pero igual que les vi discutir alguna vez, también he de reconocer que una vez, sólo una vez les vi hacer el amor. No fue voluntariamente, y de hecho, en cierta manera, me avergüenzo de lo que hice.

Una noche no podía dormir, hacía calor, un calor pegajoso, un calor que hacía que las sábanas se convirtieran en tu segunda piel. Al final, cansado de dar vueltas me levanté y me asomé a la ventana. La noche era espléndida, incluso llegue a ver algún cometa, decidí subir a la terraza. Pensaba que mis padres estarían dormidos así que fui en silencio, cuando llegué a arriba, antes de poner el pie en el último escalón que daba acceso a la terraza vi a mis padres desnudos, tumbados en el suelo, besándose, moviéndose acompasadamente. Quería irme…pero no pude, era como si mis piernas se hubieran convertido en granito, me quedé inmóvil, sin hacer ruido, observando como mi madre se ponía encima de mi padre, como se movía, como de su boca salían unos ruidos ininteligibles, sonidos que no había oído nunca. Cuando terminaron de fundirse en un solo cuerpo se tumbaron uno al lado del otro, mirando hacia el cielo. Me fui asustado y confundido. En el colegio, entre los chicos habíamos hablado de sexo, incluso uno trajo una revista que le había robado a su hermano mayor. A mí, en aquella época, hacer “eso” me parecía sucio y, porqué no reconocerlo, me daba un poco de asco. El ver a mis padres haciendo “eso” hizo que durante unos días estuviera enfadado con ellos.

Jamás les volví a ver. Las noches que hacía mucho calor, en lugar de subir a la terraza, opté por tumbarme en el suelo de mi habitación.

Ahora que estábamos solos, mi padre, a pesar del cansancio, cuando llegaba la noche continuó con la misma costumbre que cuando vivía mi madre. Era curioso, ella me leía un pasaje de la Biblia y él me recitaba poesía. Las primeras noches intentó leerme algún pasaje del Antiguo Testamento pero…era incapaz. Mientras leía movía la cabeza de izquierda a derecha y viceversa, como negando lo que estaba leyendo. Así que optó sólo por su poesía.

Nos sentábamos en una pequeña atalaya, cerca de un acantilado, y allí me leía a Machado y especialmente a los poetas de la Generación del 27, Lorca, Alberti, Vicente Aleixandre… El único libro de poemas que me tenía prohibido leer era “20 poemas de amor y una canción desesperada” de Pablo Neruda. Como ocurre siempre con lo prohibido, yo le suplicaba que me leyera algún poema, no entendía qué misterio podía esconder ese libro. Mi padre me respondía, ante mi insistencia, que era demasiado joven para entender ciertas cosas, ciertas palabras y hechos.

Una de esas noches el faro se estropeó, por unos momentos dejó de emitir su intermitente luz. En cuanto oí que mi padre empezaba a subir las escaleras me fui a su habitación, ahí estaba lo prohibido, el pequeño tesoro. Con las manos temblorosas y el odio atento por si llegaba mi padre, abrí el libro. El primer poema se titulaba “CUERPO DE MUJER”, sólo me dio tiempo a leer la primera estrofa, decía así:

“Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra”

En aquella época tenía ya 16 años y, sinceramente, no entendía el motivo por el cual mi padre no me dejaba leer esos poemas. Estaba claro que un hombre y una mujer iban a hacer el amor, o al menos eso entendía yo, y ¿qué había de malo?

Imagino que mi padre aún me veía como un niño, incapaz de discernir, lo racional de lo irracional, incapaz de distinguir entre follar y hacer el amor…y seguramente tenía razón, a esa edad aún se confunden muchos términos.

Así fueron pasando los meses de verano, llegó septiembre y yo tenía que volver a mis estudios...

20 comentarios:

Gise =) dijo...

Es una historia presiosa, me gusta mucho, debe ser dificil para un padre salir adelante con un hijo adolescente, y sin el apoyo de su mujer...Me gusta la rutina nocturna del padre de leerle cuentos al hijo a pesar de sus 16 años, es algo que me enternece mucho, quiza porque mi padre nunca tuvo esa costumbre...
Se viene la tercera parte no??? Porfa que sino me quedo sin uñas!!!
Besikis creativos,asi la continuas jejejejeje!!!!!

guada dijo...

jooooooder, sigue, no pares, ves? por eso no me gusta leerte poco a poco si no que espero a que estén todos puestos y los leo de golpe, eso de entrega por entrega es superior a mi
un beso

SaRiTiSiMa dijo...

Yo nunca vi a mis padres hacer el amor pero es q imagino q despues d pensar q ya tenian a los hijos medio criados... y aparecer yo d repente... pues imagino les quito las ganas "pa los restos" jeje
Fantastico relato Xavi!!. No nos pongas muchos anuncios, por favor.

xavi dijo...

GISE:
No siempre pero muchas noches, mi hija pequeña se tumba a mi lado y es ella a mí la que me lee poemas de Benedetti, y te aseguro que es un auténtico placer.
Y por supuesto que hay tercera parte.

GUADA:
Yo creo que es mejor ir poco a poco, así disfrutas más.

xavi dijo...

SARITISIMA:
Intentaré no poner muchos anuncios pero yo tampoco soy una máquina (jajaja), aunque ya tengo, más o menos enfilada la tercera parte. Lo que si tengo claro es cómo termina, a no ser que...en fin, como la vida misma, me sorprenda a mi mismo.

Bertix dijo...

Que preciosidad. Que forma de hacer que amaras la poesía.

Y me quedo con una frase "yo sabía que mi madre era la luz que alumbraba nuestro barco, ella era nuestra linterna, nuestra Torre de Hércules".

bss.

xavi dijo...

BAHHIA:
Me alegro que te haya gustado, la verdad es que en mi vida mi madre ha jugado siempre un papel importante, muy importante.

un beso

Verbo... dijo...

Que combinación mas perfecta, leer pasajes de la Biblia y poesia.

Excelente.

Besos ♥

M.

xavi dijo...

VERBO:

Estaba seguro que esa combinación te encantaría.

un beso

Anónimo dijo...

Oye, donde esta ese faro? por mas que leo no encuentro en lugar del mediterraneo en el que da luz.

Por cierto, yo tambien vi a mis padres una sola vez haciendo "eso" y es curioso, pero estuve molesta con ellos una temporada. Era pequeña, pero se me quedo grabado, y nunca mas quise encontrarme con esa situacion, asi que procuraba siempre dormir del tiron por las noches.

xavi dijo...

ANONIMO:

No busques ese faro en ningún mapa porque no lo encontrarás, ese faro está en mi corazón.

Anónimo dijo...

Y hoy además nos regalas el Cuentacuentos de la Colmena. Un gustazo escucharte además de leerte.

Aleteos!

Lilian dijo...

Sin duda que los faros tienen algo muy especial; me gustan mucho. Tengo una coleccion de faros en miniatura que salen a relucir como decoracion de Navidad una vez al anho. Hasta ahora yo pensaba que tu escribias de tus vivencias reales pero ahora estoy confundida; podrias explicar por favor, si te parece?

Smooth sailing -- que los vientos te lleven donde tu quieres :o)

xavi dijo...

LILIAN:
Bueno querida Lilian, vamos por partes. Hay post en el blog que están basados en hechos reales, por ejemplo el que hace referencia a mis abuelos, a mis amigos, a mis amores, a mi padre, a mi situación actual, estoy en tratamiento psicológico, como consecuencia de una situación familiar bastante dura, tal como se refleja en un post.

Por otra parte hay historias, como la del faro, que son inventadas, imaginadas por mí. Cierto que introduzco pequeños detalles que han ocurrido realmente, pero como te decía antes la historia del joven farero es una relato imaginado. De tu comentario deduzco que transmito bien si logro llegar a la gente que me lee.

Espero y deseo que eso no haga que lo leas con menos agrado.

un abrazo

Jo dijo...

leerte a sorbos y a tragos... tanto como hacer el amor...
descubrir entre lienas esa magia y la emocion y la incertidumbre y la alegria y la entrega y la pasion y la ternura... y todo lo que desborda en la imaginacion.

gracias por la historia
entre follay y hacer el amor me quedo con la segunda no importa cuanto tenga que volver a esperar para eso...

Lilian dijo...

Absolutamente el agrado es el mismo al leerte, pero es bueno entender la diferencia, por lo menos para mi.Gracias por las historias ...

xavi dijo...

JOLIE:

¡Qué bonito tu comentario!

Por otra parte creo que está clara, al menos para mí, la diferencia entre follar y hacer el amor y desde luego pienso lo mismo que tú.

un beso y un placer tenerte siempre por aquí.

LILIAN:

Me tranquiliza el saber que lees con el mismo gusto al saber que son historias inventadas.

un beso

José Manuel dijo...

Menos mal, que he sabido esperar a ver el "Y final", así podré seguir leyendo toda la historia, sin sufrir cómo me ocurrió con la priemra parte... ahí voy a por la tercera,,,
Haces que uno se sienta identificado con los personajes, el lugar, las emociones, es fántastico...
Saludos

Anónimo dijo...

¨Hola xavi, no creas que no he venido, pero como en el link estás por orden alfabético, cuando llego hasta aquí veo tan largo el texto que siempre lo voy prorrogando para adentrarme en el contenido de la historia que por cierto está muy interesante.
Mi padre también solía leerme cuentitos hasta que conciliara el sueño.
Me imagino como se debería sentir la ausencia de mamá en la soledad de ustedes dos.
Bueno voy por más, Está re buena la historia...

xavi dijo...

KUKILIN:
En lugar de poner Xavi pon "caminando hacia Itaca", así estoy antes (jajaja).

Anda hazme un favor no pares y lee la 3, 4 y 5 parte que ya está todo publicado.

un abrazo fuerte