domingo, 29 de julio de 2012

MIS MANOS Y SUS CADERAS

Me miro las manos y siento envidia de ellas porque ellas han tocado su cuerpo. Mis dedos han buscado y rebuscado rincones perdidos, salvajes, en mundos inhóspitos e inexplorados en un cuerpo de mujer. Las yemas de mis dedos han acariciado esos ojos que han visto mi cuerpo arrebatado de deseo, porque deseo es lo que ella despierta en mí. Un deseo que abre heridas punzantes provocando que broten de mi piel miles y miles de gotas repletas de un apetito voraz por poseerla, un deseo exacerbado porque mi cuerpo no puede reprimirse cuando su piel, toda su piel, aparece anté mí dispuesta a acogerme entre sus poros abiertos de par en par, sin tapujos. Poros que se tienden ante mí prestos a atraparme como atrapan las cadenas de los presidiarios, impidiendo que me escape, aunque bien sabe Dios, si es que existe, que no me escaparía.

Mis piernas se quedan estáticas ante su presencia, se quedan inmóviles cuando sienten miles de lenguas ascendiendo por ellas, lentamente, lamiendo, fundiéndose con mi angustia, escondiéndose por miles de caminos desolados, destruidos, arrasados por el fuego que corre, y corroe, cualquier mínima esperanza de vida.

Tumbado en unas sábanas abanderadas de miles de ejércitos me siento esperanzado porque sé que esa mañana, esa tarde o esa noche me poseerá, y en esos momentos yo no seré yo ni mi alma será mi alma. Me convertiré en espacios rotos de imágenes en blanco y negro porque el color lo pone ella, con su paleta de colores transformadas en palabras que yo soñé en frases imperfectas, equivocadas. Palabras errantes e innombrables en busca de unos labios dispuestos a cambiarlas y convertirlas en olores frescos y arrebatadores poque ella, aunque quizás no lo sepa, es fresca y arrebatadora.  Aromas que mis sentidos engullen desaforadamente, como si en ello les fuera la vida.

Sentidos suicidas dispuestos a abalanzarse sobre precipicios vacíos. Saltos sin red como un trapecista embebido de ilusión por hacer un triple mortal y lograr la admiración de un público absorto ante tanta belleza, ante esos malabarismos, ante el miedo inminente a que algo salga mal y entonces se derrumbe ese castillo de arena que se ha ido formando en la playa de sus caderas...o de mis caderas.

jueves, 26 de julio de 2012

VACACIONES

Quizás sea muy recurrente y nada original hablar de vacaciones en esta época, pero es de lo que me apetece hablar. Me imagino que tampoco soy nada original si digo que las necesito, pero es cierto...siento que las necesito.

Durante el resto del año procuro ir a otros sitios pero ahora en las vacaciones de verano, en esas que duran varias semanas las vacaciones se traducen en MI PUEBLO. Mis vacaciones son el apartamento en mi pueblo, es asomarme a la terraza y ver la mar. Mis vacaciones son las noches estrelladas mientras estoy tumbado observando como esas pequeñas luces que brillan me arropan o arropan mis sueños. Mis vacaciones de verano es ir a la playa el atardecer, cuando se levanta el levante y volar mi cometa. Me gusta sentir como se eleva en perfecta comunión con mis manos. Mis vacaciones son salir a pedalear con los amigos y perdernos por las pistas o crestear las montañas que protegen mi mar.

Mis vacaciones de verano es olvidarme de todo y de todos los que me acompañan durante el resto del año. Mis vacaciones son olvidarme de los turnos de trabajo, de la gente que viene con problemas y de las tensiones con los compañeros, malos rollos provocados muchas veces por el trabajo y muchas otras veces por interpretaciones erroneas de palabras y hechos. Mis vacaciones es olvidarme de la gente que te falla,  aunque asumo mi parte de culpa porque seguramente yo también habré fallado. Mis vacaciones es olvidarme de la gente de la cual esperas mucho y te decepciona una y otra vez, dándote cuenta al final que lo mejor es no esperar nada más que de uno mismo. No puedo evitarlo, me molesta muchísimo la gente que no cumple con lo que dice, aunque sean tonterías y quizás para otros sean nimiedades.

Mis vacaciones son levantarme con el sol y pensar que no tengo que hacer nada. Que placer.

Mis vacaciones de verano es salir a pescar con el barco nuevo de mi amigo Sisco, en compañía de su listo perro Cuper y de mi padre. Esos si que son buenos momentos, nada es comparable a estar en medio de la mar...me siento tan bien.

Luego terminarán y volveré a la rutina del trabajo, a los dichosos y largos turnos de siete días, pero bueno eso ya llegará...así que mejor dejarlo.


viernes, 13 de julio de 2012

EN ESTOS DÍAS COMPLICADOS TE DEBO...

En estos tiempos complicados te debo un escrito, una carta, una explicación, un cuento de las mil y una noches. Te debo un beso de amor, un beso apasionado, un abrazo que rodee tu cintura. Te debo una mirada, te debo unas palabras, te debo un roce de mis manos. Te debo mi piel desnuda repleta de deseo, una noche de sexo sin vergüenzas. Te debo un mundo nuevo. Te debo las gracias. Te debo un castillo de príncipes y princesas. Te debo una media naranja. Te debo un trozo de tierra mojada donde aplacar el calor de nuestros cuerpos. Te debo un faro iluminado o simplemente un faro. Te debo lágrimas arrancadas de pañuelos llenos de consuelo. Te debo vendas para tapar las viejas heridas lacerantes y por donde se escapan litros y litros de deseos. Te debo un “buenos días”. Te debo un “buenas noches”. Te debo un libro sin letras porque no hace falta escribir nada…ya está todo dicho. Te debo un viaje a la mar que un día conocimos o que si no conocimos imaginamos. Te debo un recuerdo. Te debo una fotografía que refleje lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos. Te debo un mundo sin ciudades ni pueblos, ni luces ni sombras. Te debo un universo sin ruidos, solo con tu voz. Te debo una flor que llene tu cuerpo de aromas exóticos, de madreselvas arrancadas a hechizos implacables de viejas y hermosas brujas. Te debo el verbo amar. Te debo la espera que espera en un rincón inesperado. Te debo la duda del desayuno ¿café o café con leche? Te debo miles de bengalas explotando en un cielo negro repleto de constelaciones marcando el norte de tu vida, de nuestra vida. Te debo canciones que no sé cantar pero que suenan constantemente en mi mente recordándote. Te debo repiques de campanas anunciando el nacimiento del hijo del sol y la luna. Te debo miles de cartas que están escritas pero no enviadas. Te debo una botella de vino repleta del sudor que dejan nuestros cuerpos después de hacer el amor. Te debo miles de rayos de sol prestos a tapar tu cuerpo en la soledad de la noche oscura. Te debo caricias suaves por tu piel moviéndose como los dedos hábiles de un viejo pianista sentado en un salón esperando aplausos de gente inexistente. Te debo las gracias por enseñarme a amar de forma tan brutal, tan entregada. Te debo un gesto simple pero lleno de belleza sin medida y que de tan bello da miedo, como tu belleza. Te debo una película que demuestre que la vida es un cortometraje sin principio ni final, igual que tú. Te debo un aplauso por tu fortaleza, por erigirte capitana de un barco corsario presto a conquistar viejos continentes aletargados en lugares dormidos en mundos dormidos. Te debo sinfonías de manos, de brazos, de corazones malheridos pero revividos. Te debo un plato caliente. Te debo un vaso frío. Te debo una ola de mar. Te debo una cueva marina donde puedas refugiarte en noches de temporal y de vientos. Te debo un mapa donde puedas buscar montañas con la cima repleta de agua e islas con las playas llenas de nieve. Te debo un grito gritado en medio de un griterío de calles repletas de gente abrazándose. Te debo una bomba atómica que reviente la maldad que a veces envuelve la ambigüedad de gestos y mentiras. Te debo una bandera blanca para que puedas taparte y, si te apetece, taparme. Te debo una bandera blanca que sirva de sábana para que podamos, si me dejas, tumbarnos y amarnos hasta reventar. Te debo una guerra para que después haya paz. Te debo un viaje a mi cuerpo para que lo conquistes y lo explotes. Te debo unas cuerdas para que me atrapes, para que me ates y así puedas abusar de mí una y mil veces. Te debo rectas para que puedas convertirlas en curvas como las curvas de tu cuerpo. Te debo una maleta donde puedas guardar tus secretos. Te debo un candado para que puedas cerrar la maleta donde guardas tus secretos. Te debo una aguja y un hilo para que puedas coserme junto a ti. Te debo un bote de tinta para que me tatúes la forma de tu cuerpo por si alguna vez me dejas y así poder acariciarte de nuevo aunque en realidad acaricie mi piel que ha sido pasto de tu piel. Te debo un espejo para que un poco de suerte tu rostro se quede grabado y así poder ver tus ojos cuando me levante por la mañana. Te debo el verbo en pasado para que después haya un futuro. Te debo una esponja con la cual limpiar cualquier mínima aspereza que brote de tus entrañas. Te debo un Oscar a la mejor amante. Te debo un calendario para que apuntes el tanto por ciento de amor que me merezco.

En estos días complicados te debo lo que he sido, lo que soy y lo que seré. Te debo todo.

En estos días complicados tú me debes…nada.

martes, 10 de julio de 2012

LO UNICO REAL

Me gustaría volar, ser capaz de apreciar lo inhóspito. Ser capaz de darme cuenta del camino equivocado. Ser capaz de rectificar cuando eres consciente de que te diriges a un lugar equivocado, cuando ves que la proa de tu vida va directa, inexorable y tozudamente hacia un espejismo convertido en isla maldita que surge en medio de una mar repleta de errores. Una mar navegada una y mil veces por hombres y mujeres que creen que nunca se equivocarán…pero llegan a tierra, pisan las arenas blancas y se dan cuenta, desgraciadamente tarde, que esos granos que cubren la playa son arenas movedizas que engullen sueños malditos. Hombres y mujeres maldecidos por el Dios que cubre cada uno de esos cuerpos abandonados, derrotados, vencidos por falsas esperanzas. De la nada surgen fieras que amenazan con devorar corazones remotos, corazones que antaño tuvieron vida, corazones entregados a otros corazones que nunca pidieron nada a cambio porque un día aprendieron que nunca hay que pedir cuando alguien te regala una ilusión dormida en la constelación de los deseos.

Una constelación repleta de heridas sangrantes, de llagas encendidas de viejas utopías, de sirenas que no son sirenas, de hombres y mujeres que se engañan a sí mismos creyéndose inmortales ante el resplandor de un viejo sol que dormita en el ocaso de la cueva del acantilado del desamor. Un quirófano lleno de batas blancas intentando salvar lo insalvable porque nada existe dentro de esa sala blanca repleta de locura, de viejos locos que un día quisieron ser jóvenes a pesar del paso inexorable del tiempo. Un tiempo atrapado en un viejo reloj de arena que se mueve de un lado a otro despertando demonios malditos, demonios disfrazados de reyes, de Ulises, de Penélopes. Demonios disfrazados de hombres y mujeres que sonríen, que hablan, que incluso abrazan con sus alas de fuego, hombres y mujeres que engañan porque su sonrisa engaña, sus ojos engañan, sus palabras engañan como los espejismos en el desierto, que nos hacen creer que están ahí para y por siempre pero que, pobres ilusos, ni están ni estarán porque solo habitan en lugares sepultados por abrazos secuestrados. Lugares repletos de impactos provocados por armas que no son armas sino miradas traidoras que atacan a contraluz, miradas que se amparan en una oscuridad maldita impidiendo que la vida sea vida. Oscuridad que atrapa retinas ciegas de pasión y que de tanta pasión no ven mas allá de la esquina en la cual se esconde su cuerpo roto en mil lágrimas, en gotas que caen sobre la arena en la cual nos tumbamos al llegar a la tierra de los deseos.

Veo palabras que pasan junto a mí, oigo a la gente moverse de un lado a otro mirándome, contemplando como poco a poco me encierro en la cueva de un acantilado formado por acertijos, por juegos de magia, por cartas marcadas y ellos miran descaradamente a ver cual puede ser el truco, observan, pobres locos e ingenuos, de dónde saco la última carta. No se dan cuenta que el mago soy yo y que la magia eres tú…eso es lo único real.

jueves, 5 de julio de 2012

SENTIMIENTOS DE PAPEL

Trazos azules, negros, símbolos, signos unidos por lineas intemporales, movimientos de manos demostrando que la vida existe más allá de un simple papel blanco. Cartas que son mas que cartas, son la prolongación de manos que sujetan sentimientos escritos en momentos de desesperación, en momentos de nostalgia, en momentos alegres o no, pero momentos llenos de vida, de lances arrancados en abrazos y guardados en papeles repletos de ojos que leen e interpretan lo que uno intenta escribir y transmitir.

Cartas que son como las mareas que viven y habitan en mares imaginados, en lugares mágicos, sitios repletos de sensaciones. Cartas que como mareas que son, van y vienen buscando un lugar donde dejarse reposar, donde descansar y que mejor que ser recibidas por la persona que espera, y desespera, por la llegada de esas noticias. Papeles que vuelan en medio de corazones enamorados o corazones truncados y separados por la distancia, corazones que vivieron, y viven, con la esperanza de que algún día encuentren otros cuerpos que añoran momentos en los cuales sucumbieron a los instintos más básicos que un hombre y una mujer, o mejor dicho, dos personas puedan tener. Instintos que a veces nada tienen que ver con amor y desamor, sino que simplemente aparecieron en un momento determinado, en un momento buscado o en cualquier otro momento no elegido ni por uno ni por otro pero que sucedió.

Cartas que tiemblan entre las manos, entre los ojos, entre los dedos de un hombre y una mujer que tocan, que leen, que se deslizan entre esas lineas, entre esas frágiles lineas que conforman un jeroglífico solo descifrable por el inventor de un código secreto. Al fin y al cabo el amor es un código solo entendido, o comprendido, por amantes que se conocen o que incluso sin conocerse excesivamente son capaces de entenderse con una sola mirada, es mas, a veces no necesitan ni siquiera una mirada porque aunque estén de espaldas él o ella, sabe que la otra persona lo está mirando, pero no con los ojos. Se miran con las manos, se miran con sus espaldas, se miran con el papel en el cual escribirán sus "te quiero", "te deseo" y miles y miles de palabras que de manera mágica se transformarán en sentimientos de papel.