Terminé de cenar y subí a cubierta. La mar estaba en calma, el firmamento lleno de resplandecientes estrellas y la luna llena empezaba a salir desde el horizonte. Hacía frío, pero no me importó, me senté y, a diferencia de otros días, no puse música; decidí escuchar el silencio, o al menos intentarlo.
Estaba ensimismado observando las constelaciones, cuando de repente, por babor, me sobresaltó un ruido. Era una sirena, justo asomaba la cabeza, pero a través del agua transparente y gracias a la luz de la luna, pude observar como movía su cola de escamas doradas. Se me quedó mirando con una sonrisa en sus labios, yo la miraba boquiabierto. Ante mi mirada atónita ella seguía respondiendo con una sonrisa.
De repente apareció otra sirena.
-. No intentes hablar con ella no puede oírte – me dijo – no oye las palabras.
-. ¿No oye las palabras? – repetí sorprendido.
Ella me miró como se mira un necio cuando no entiende algo evidente.
-. Qué mas da que no oiga las palabras – le dije – si a veces hablamos y no nos oímos, si a veces las palabras son ruidos y muchas otras veces hablamos y no decimos nada.
La sirena me miró, pero esta vez como enfadada.
-. ¡No oye nada! – exclamó.
-. Estás equivocada – le dije yo – estoy seguro que oye las miradas, el roce de una mano, una sonrisa, oye un amanecer y un atardecer, oye las gotas de lluvia, oye el alma de los marineros, oye las estrellas que nos cubren, oye una sonrisa, oye la amistad, oye el cariño. Oye tantas cosas que tú jamás oirás, porque la gente como tú sólo oís palabras. Os quedáis en lo superficial; las palabras sólo son palabras, sonidos vacíos sino van acompañados de sentimientos.
-. Estás loco, marinero.
Se marchó, de manera brusca, tal como había llegado.
La otra sirena me miró sonriendo. Estoy seguro que entendió lo que estábamos hablando.
Desapareció, regalándome una pirueta con su hermosa cola dorada.
Me desperté a media noche, había tenido un hermoso sueño con dos sirenas. Me abrigué, salí a cubierta y, sorprendido, encontré una escama de un color dorado precioso.
Quizás no fue un sueño…
Estaba ensimismado observando las constelaciones, cuando de repente, por babor, me sobresaltó un ruido. Era una sirena, justo asomaba la cabeza, pero a través del agua transparente y gracias a la luz de la luna, pude observar como movía su cola de escamas doradas. Se me quedó mirando con una sonrisa en sus labios, yo la miraba boquiabierto. Ante mi mirada atónita ella seguía respondiendo con una sonrisa.
De repente apareció otra sirena.
-. No intentes hablar con ella no puede oírte – me dijo – no oye las palabras.
-. ¿No oye las palabras? – repetí sorprendido.
Ella me miró como se mira un necio cuando no entiende algo evidente.
-. Qué mas da que no oiga las palabras – le dije – si a veces hablamos y no nos oímos, si a veces las palabras son ruidos y muchas otras veces hablamos y no decimos nada.
La sirena me miró, pero esta vez como enfadada.
-. ¡No oye nada! – exclamó.
-. Estás equivocada – le dije yo – estoy seguro que oye las miradas, el roce de una mano, una sonrisa, oye un amanecer y un atardecer, oye las gotas de lluvia, oye el alma de los marineros, oye las estrellas que nos cubren, oye una sonrisa, oye la amistad, oye el cariño. Oye tantas cosas que tú jamás oirás, porque la gente como tú sólo oís palabras. Os quedáis en lo superficial; las palabras sólo son palabras, sonidos vacíos sino van acompañados de sentimientos.
-. Estás loco, marinero.
Se marchó, de manera brusca, tal como había llegado.
La otra sirena me miró sonriendo. Estoy seguro que entendió lo que estábamos hablando.
Desapareció, regalándome una pirueta con su hermosa cola dorada.
Me desperté a media noche, había tenido un hermoso sueño con dos sirenas. Me abrigué, salí a cubierta y, sorprendido, encontré una escama de un color dorado precioso.
Quizás no fue un sueño…
9 comentarios:
es precioso, ais, pq será que me identifique con esa sirenita, que tierna oye, pues no sé, algunos sueños se cumplen, es fácil soñar lo difícil viene después
un beso
Estoy segura de que NO fue un sueño. Y a mi que Penélope me encanta, pero la de verdad, la tuya.
Un abrazo.
Es verdad Guada lo fácil es soñar pero si nos negamos a soñar ¿qué nos queda?
un saludo y me alegro que te haya gustado.
Blumun, gracias por la visita y el comentario, pero espero que no me pase como a Odiseo y tenga que estar veinte años para volver a Itaca.
Gracias de nuevo y un saludo.
Me encanta esta historia..quizas porque siempre me llamaron la atencion las sirenas...tienes toda la razon del mundo a veces no hace falta decir ni una sola palabra para hablar, hablamos con la mirada,con los gestos,con una sonrisa,con una acaricia..
Una de mis citas preferidas dice asi..
Quien no entiende una mirada, jamas entendera una larga explicacion...
Un besito y una estrella.
Mar.
P.D. Penelope fue mi sobrenombre durante muchoooo tiempo, es mas aun me siguen conociendo por ese nombre..
Dicen que una mirada vale mas que mil palabras, por algo sera... Tambien es cierto que en muchisimas ocasiones no sabemos escuchar, que no es lo mismo que oir, con un poco de atencion se pueden escuchar cosas interesantes en una conversacion igual que se puede leer entre lineas...
Inevitablemente somos un poco burros, la vida que llevamos nos ha hecho perder un poco ese tacto o sentido, jejeje
Bonitas historias te salen de camino a Itaca, por mi podrias seguir soñando y tardar siglos en llegar.
¡Que bonito!!!
Y que razón tienes cuando dices que muchas veces hablamos y no nos escuchamos .... Y que satisfacción produce hablar en silencio, con una caricia, una mirada ...
Bss.
Precioso, sin duda. Yo acabo de leer "El cuento de sirena"... y aunque me muevo mas por las hadas y demas seres Feétums..tambien tienen sus encantos.
Un abrazo.
gracias a todos por vuestros comentarios, en estos momentos en que estoy un poquito jodido es de agradecer saber que hay gente por esos mundos que me acompaña en mi camino hacia Itaca.
un abrazo a todos y gracias de nuevo por estar ahi.
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