domingo, 27 de enero de 2008

CUENTO SIN TITULO

Mientras navego sin rumbo fijo, sólo con la certeza de llegar un día a Itaca, escribo este cuento. Espero que os guste.

“Hace años, muchos años, en una aldea perdida en medio de un bosque, vivían varias familias. Todos compartían todo, compartían las tierras, los animales, los alimentos, compartían incluso las penas y las alegrías. Siempre había sido así y nadie se planteó jamás que las cosas podían ser de otra manera.

Cada día, los ancianos se reunían con los más jóvenes y les inculcaban que compartir era uno de los verbos más importantes, les enseñaban que mientras compartiesen todo con todos no existirían las diferencias y eso les haría estar unidos frente a las adversidades.

Una noche llego una familia a la aldea. Una familia compuesta por el matrimonio y dos hijos pequeños. Se instalaron en una cabaña abandonada. Al día siguiente cuando los habitantes de la aldea vieron salir humo de la cabaña se acercaron a ver que sucedía. Observaron a un hombre arando una pequeña parcela situada tras el cobertizo.

Le saludaron, contentos por que a partir de ahora serían uno más con quien compartir los frutos de la tierra y los animales que seguro traía.

- Deja que te ayudemos. Arando entre todos acabarás antes y antes podrás sembrar y recoger los frutos. No te preocupes porque ahora no obtengas ganancias de la tierra – siguió diciendo el más anciano – puedes compartir con nosotros los alimentos.

El hombre no dejó de arar, ni siquiera levantó la vista. Continuó trabajando la tierra.

Los demás se fueron a buscar sus azadas y cuando volvieron se colocaron al lado del hombre y empezaron a arar. El nuevo habitante de la aldea se incorporó y dijo:

- Siempre he trabajado solo y solo seguiré trabajando. Yo no comparto nada. No necesito vuestra ayuda.

- Estás equivocado – dijo el anciano de forma pausada – todos nos necesitamos. Quizás ahora creas que no, pero te aseguro que la experiencia nos ha enseñado que compartir nos hace fuertes. Esta es una tierra pobre – continuó diciendo - y no da muchos frutos, si cada uno se comiera lo suyo pasaríamos hambre, pero si todos nos esforzamos, si todos tiramos de la cuerda con fuerza, en una misma dirección, la madre tierra sabrá recompensarnos.

El hombre empuñó la azada, miro a los hombres que allí estaban.

- Déjame viejo loco. No te das cuenta que el hombre no está preparado para compartir. Si repartes lo que tienes te debilitas y llegaría un momento en que todos los hombres seríamos iguales y yo quiero ser el más fuerte. Siempre he sido fuerte y por eso la gente me ha respetado.

En esos momentos, se oyó el llanto de un bebe. Los lloros provenían del interior de la cabaña. De dentro salió una mujer con un recién nacido en los brazos. Los hombres se callaron.

Una de las mujeres de la aldea se acercó al lugar.

- ¿qué le pasa? – preguntó.

- Mis pechos han dejado de dar leche y no puedo alimentar a mi hijo.

La aldeana alargó su mano y acarició la cabeza del pequeño.

- Yo acabo de parir y todavía tengo leche en mis pechos, si quieres puedo alimentar a tu hijo.

Ambas mujeres entraron en la cabaña, el llanto del bebé cesó.

- Ves – dijo el anciano al hombre del arado – tu hijo será fuerte, pero no el más fuerte. Hay que enseñar a los niños que les hará mucho más felices el compartir que el poseer. Compartir es dar, poseer es retener y para que poseer si no quieres dar. En esta vida – prosiguió el anciano – no te respetarán por lo que tengas si no por lo que das sin pedir nada a cambio.”

4 comentarios:

Bertix dijo...

Un cuento lleno de sabiduría, en el que queda bien reflejado como somos hoy en día.

Queremos TENER, POSEER, ACUMULAR ... ¿para que?

Bss.

xavi dijo...

Efectivamente Bahhia, si el mal dicho primer mundo compartiera con el tercer mundo todo iría mejor, pero en lugar de compartir preferimos darles créditos que lo único que consiguen es endeudar a esos pobres paises.

un saludo

Anónimo dijo...

La moraleja que acompaña esta fabula... cuanto mejor nos iria a todos si la tuvieramos en cuenta. Compartir es muy importante si, pero tambien lo es dar sin esperar nada a cambio y esto hace muy grande a las personas, junto a la humanidad y al altruismo.

xavi dijo...

Eso es lo más importante dar sin esperar nada a cambio.

un saludo