lunes, 8 de octubre de 2007

40 AÑOS DE LA MUERTE DEL “CHE”

40 AÑOS DE LA MUERTE DEL “CHE”


Hoy he escuchado en la radio que mañana se cumplen cuarenta años de la muerte del Che. Mientras sigo fondeado en el puerto escribo esto en el cuaderno de bitácora:

Ernesto Guevara “el Che”, murió el nueve de octubre de 1967 en el caserío de La Higuera, población situada a unos 780 kilómetros de la capital boliviana de La Paz. Una vez asesinado su cuerpo fue trasladado en los patines de un helicóptero a la localidad de Vallegrande, donde su cuerpo maltrecho fue exhibido para escarnio y vergüenza de la humanidad.

Los que vieron el cuerpo dicen que tenía tres disparos, uno mortal en el pecho, pero como los verdugos no tuvieron suficiente con arrebatarle la vida también le cortaron las manos, al igual que la dictadura de Pinochet hizo con Víctor Jara.

A veces me avergüenzo de mis semejantes, o es que quizás son semejantes sólo externamente, y en el fondo son demonios disfrazados de humanos.

Ellos lo quisieron matar y lo mataron, pero sólo físicamente, por que el Che vive, vivió y vivirá en el alma de los aún creen, creemos, que la humanidad se puede mejorar, que aún se puede hacer algo para que los que nos precedan encuentren una sociedad más justa, una tierra que no llore cuando perforen sus entrañas y tantas y tantas cosas por las que hay que seguir luchando… y lucharemos.

Dicen que hoy en día el Che, gracias a la foto que le tomó Alberto Korda en 1960 con boina negra y mirada perdida en el horizonte, se ha convertido en un icono, en una cara pegada a una camiseta, un dibujo en una chapa o pegatina, en un símbolo del que se aprovechan los comerciantes para vender objetos. A mi me da igual lo que digan, incluso puede que tengan razón, pero si eso ocurre es culpa nuestra.

Lo que tenemos que hacer es explicarles a los jóvenes que detrás de esa cara hay una ideología, una forma de vida pero sobre todo, un ser humano que adoraba a los débiles y luchaba, y murió, por ellos. Un hombre que amaba y era amado, un hombre enamorado de su mujer Aleida March, de hecho en la última carta que recibió su esposa, el Che le escribió “te podría decir que te extraño hasta el punto de perder el sueño…”.

HASTA LA VICTORIA SIEMPRE


No hay comentarios: