En cuanto amaneció, con el petate ya preparado y el pequeño bote de plástico, abandoné la casa. En el recibidor de la entrada dejé cien euros junto con un papel en el cual pedía disculpas por abandonar tan precipitadamente la casa.
Una vez en el puerto el marinero que estaba de guardia se extrañó al verme. Eran las seis de la mañana y se supone que a esas horas los únicos que zarpan son los pescadores, no los que “según ellos” viajan por placer. Esos, a estas horas deben estar durmiendo plácidamente. Le miré con la misma indiferencia que él a mí. Ahora sólo tenía una obsesión en mi cabeza, encontrar a esa mujer y encontrarla pronto, para poder decirle que aquel hombre murió pensando en ella.
Solté amarras y en cuanto salí por la bocana del puerto apagué el motor, la mayor yel génova aprovechaban todo el viento que entraba, navegué de través, situé la embarcación perpendicular al viento, hasta que el extremo de la botavara sobresalió un poco por el espejo de popa. Iba a gusto disfrutando cada instante del mar, del agua que me salpicaba en la cara, del casco de mi barco que rompía igual que un viejo arado la tierra árida y dura.
Según la carta náutica al lugar al que me dirigía no había puerto marítimo, el más cercano estaba situado a unos quince kilómetros. La decisión estaba tomada, atracaría en ese puerto y luego alquilaría un coche que me llevara hasta el pueblo que figuraba en la carta. En mi interior suplicaba que esa mujer estuviera aún viva. Quería cerrar un círculo, esa era mi máxima aspiración.
El viento empezó a soplar desde atrás, el barco “corría” tanto que tuve que orientar la vela en ángulo recto con respecto al eje longitudinal.
A las cuatro horas de estar navegando divisé el puerto. Al entrar en la bocana, cerré las velas y puse de nuevo el motor. Atraqué en el pantalán que marcaba para la profundidad de mi barco. Se acercó el marinero, me ayudó con las defensas y luego cumplimenté, lo más rápido que pude todos los tramites reglamentarios. Una vez terminado el papeleo pregunté donde podía alquilar un coche. Me dijeron que en el mismo puerto había una empresa que se encargaba de esos menesteres.
En media hora estaba ya en el pueblo. Aparqué en una plaza. Era un pueblo pequeño y a pesar de no tener un puerto deportivo si seguía conservando un pequeño puerto de pescadores. Junto a él se hallaba un paseo. No sé el motivo, pero la intuición me llevó hasta ese pequeño paseo.
En mi chaqueta llevaba el nombre de esa mujer y la foto del que fue su novio. Me encontré con un hombre ya mayor sentado en uno de los bancos, estaba contemplando plácidamente la mar. Sentí romper su encantamiento pero era la única persona que tenía cerca.
- Buenos días, perdone que le molesté – intenté ser lo más educado posible – pero estoy buscando a una mujer, se llama ………………………
Levantó suavemente la vista, con pereza, como si despertara de un sueño.
- Ve a esas dos mujeres – me indicó con el dedo a dos señoras ya mayores que estaban sentadas en unos bancos algo más alejados – pues la que busca es la que está sentada, pero la pobre no está muy bien de la cabeza – matizó.
Le di las gracias y me acerqué hacia ellas. El poco espacio de tiempo que tardé en recorrer esa distancia me permitió imaginarme cómo reaccionaria al hablarle de ese hombre que murió pensando en ella. Pronto salí de la duda.
- Buenos días, me ha dicho aquel hombre – le hice un pequeño gesto con la cabeza hacia donde se hallaba el señor sentado – que usted es ……………..- no levantó la vista, continuó mirando hacia el mar, como si yo fuera invisible y mis palabras frases sin sentido.
La mujer que estaba de pie me miró extrañada. Fue ella la que me respondió.
- Si es ella, mi madre – afirmó – y usted ¿quién es? ¿Qué quiere?
Le conté lo que me había sucedido, que había encontrado cartas, fotos y que una de las cartas iba dirigida a ella, de hecho figuraba su dirección y en el interior de la misiva había una foto de un marinero. Le conté que me pareció honesto intentar encontrar a esa mujer y hacerle entrega de algo que le pertenecía.
- Mi madre padece alzheimer, no creo que recuerde nada ni a nadie, pero si quiere enseñarle la foto, por mi puede hacerlo.
- Mamá – dijo ella – este hombre trae una foto y te la quiere enseñar.
Ella continuó sin moverse, fui yo el que saqué la foto de la bolsa y se la enseñé. Se la puse delante de su cara y ella, lo único que hizo fue bajar la vista hacia esa fotografía…así estuvo unos minutos. Luego, lentamente, con sus frágiles dedos cogió esa foto y se la acercó a los labios, la beso suavemente y de sus ojos brotaron unas gotas finas, como minúsculos regueros abriéndose camino entre las arrugas de su cara.
- Mira Itaca – dijo dirigiéndose a la mujer que estaba de pie, a su hija – tu no me creías pero yo siempre te he dicho que algún día tu padre iba a volver.
Les entregué las cartas y demás objetos y me marché. Aquel hombre que murió en plena batalla llegó a Itaca y aquella mujer, ahora enferma de alzheimer tuvo a Itaca en su interior.
Cuando ya me había alejado unos metros giré la cabeza, me detuve y observé como la mujer seguía teniendo la fotografía pegada a los labios, mientras su hija le pasaba los brazos por encima de los hombros, cobijándola como si esa vieja y enamorada mujer fuera una niña desvalida.
Se había cerrado el círculo.
Una vez en el puerto el marinero que estaba de guardia se extrañó al verme. Eran las seis de la mañana y se supone que a esas horas los únicos que zarpan son los pescadores, no los que “según ellos” viajan por placer. Esos, a estas horas deben estar durmiendo plácidamente. Le miré con la misma indiferencia que él a mí. Ahora sólo tenía una obsesión en mi cabeza, encontrar a esa mujer y encontrarla pronto, para poder decirle que aquel hombre murió pensando en ella.
Solté amarras y en cuanto salí por la bocana del puerto apagué el motor, la mayor yel génova aprovechaban todo el viento que entraba, navegué de través, situé la embarcación perpendicular al viento, hasta que el extremo de la botavara sobresalió un poco por el espejo de popa. Iba a gusto disfrutando cada instante del mar, del agua que me salpicaba en la cara, del casco de mi barco que rompía igual que un viejo arado la tierra árida y dura.
Según la carta náutica al lugar al que me dirigía no había puerto marítimo, el más cercano estaba situado a unos quince kilómetros. La decisión estaba tomada, atracaría en ese puerto y luego alquilaría un coche que me llevara hasta el pueblo que figuraba en la carta. En mi interior suplicaba que esa mujer estuviera aún viva. Quería cerrar un círculo, esa era mi máxima aspiración.
El viento empezó a soplar desde atrás, el barco “corría” tanto que tuve que orientar la vela en ángulo recto con respecto al eje longitudinal.
A las cuatro horas de estar navegando divisé el puerto. Al entrar en la bocana, cerré las velas y puse de nuevo el motor. Atraqué en el pantalán que marcaba para la profundidad de mi barco. Se acercó el marinero, me ayudó con las defensas y luego cumplimenté, lo más rápido que pude todos los tramites reglamentarios. Una vez terminado el papeleo pregunté donde podía alquilar un coche. Me dijeron que en el mismo puerto había una empresa que se encargaba de esos menesteres.
En media hora estaba ya en el pueblo. Aparqué en una plaza. Era un pueblo pequeño y a pesar de no tener un puerto deportivo si seguía conservando un pequeño puerto de pescadores. Junto a él se hallaba un paseo. No sé el motivo, pero la intuición me llevó hasta ese pequeño paseo.
En mi chaqueta llevaba el nombre de esa mujer y la foto del que fue su novio. Me encontré con un hombre ya mayor sentado en uno de los bancos, estaba contemplando plácidamente la mar. Sentí romper su encantamiento pero era la única persona que tenía cerca.
- Buenos días, perdone que le molesté – intenté ser lo más educado posible – pero estoy buscando a una mujer, se llama ………………………
Levantó suavemente la vista, con pereza, como si despertara de un sueño.
- Ve a esas dos mujeres – me indicó con el dedo a dos señoras ya mayores que estaban sentadas en unos bancos algo más alejados – pues la que busca es la que está sentada, pero la pobre no está muy bien de la cabeza – matizó.
Le di las gracias y me acerqué hacia ellas. El poco espacio de tiempo que tardé en recorrer esa distancia me permitió imaginarme cómo reaccionaria al hablarle de ese hombre que murió pensando en ella. Pronto salí de la duda.
- Buenos días, me ha dicho aquel hombre – le hice un pequeño gesto con la cabeza hacia donde se hallaba el señor sentado – que usted es ……………..- no levantó la vista, continuó mirando hacia el mar, como si yo fuera invisible y mis palabras frases sin sentido.
La mujer que estaba de pie me miró extrañada. Fue ella la que me respondió.
- Si es ella, mi madre – afirmó – y usted ¿quién es? ¿Qué quiere?
Le conté lo que me había sucedido, que había encontrado cartas, fotos y que una de las cartas iba dirigida a ella, de hecho figuraba su dirección y en el interior de la misiva había una foto de un marinero. Le conté que me pareció honesto intentar encontrar a esa mujer y hacerle entrega de algo que le pertenecía.
- Mi madre padece alzheimer, no creo que recuerde nada ni a nadie, pero si quiere enseñarle la foto, por mi puede hacerlo.
- Mamá – dijo ella – este hombre trae una foto y te la quiere enseñar.
Ella continuó sin moverse, fui yo el que saqué la foto de la bolsa y se la enseñé. Se la puse delante de su cara y ella, lo único que hizo fue bajar la vista hacia esa fotografía…así estuvo unos minutos. Luego, lentamente, con sus frágiles dedos cogió esa foto y se la acercó a los labios, la beso suavemente y de sus ojos brotaron unas gotas finas, como minúsculos regueros abriéndose camino entre las arrugas de su cara.
- Mira Itaca – dijo dirigiéndose a la mujer que estaba de pie, a su hija – tu no me creías pero yo siempre te he dicho que algún día tu padre iba a volver.
Les entregué las cartas y demás objetos y me marché. Aquel hombre que murió en plena batalla llegó a Itaca y aquella mujer, ahora enferma de alzheimer tuvo a Itaca en su interior.
Cuando ya me había alejado unos metros giré la cabeza, me detuve y observé como la mujer seguía teniendo la fotografía pegada a los labios, mientras su hija le pasaba los brazos por encima de los hombros, cobijándola como si esa vieja y enamorada mujer fuera una niña desvalida.
Se había cerrado el círculo.
21 comentarios:
"Mira Itaca"...la memoria del corazón es mucho más fuerte...
Xavi...sencillamente...hermoso...undía más GRACIAS...seguimos navegando...
Precioso xavi.
T contare un secreto, pero q quede entre los dos:-)
Me ha resbalado una lagrimilla. D verdad q se me ha encogido el corazon cuando aquella mujer le ha dicho esas palabras a su hija: precioso.
Un besazo
Xavi eres capaz de hacer que se me caigan las lágrimas solo con leerte, pones mucho sentimiento en lo que escribes y eso es lo que me atrapa de tu lectura, esa mujer tan mayor lo único que seguía esperando del mar era que le devolviera a su amado, solo eso!!!
Junta tus relatos, publícalos, eso haría que mucha gente pudiera disfrutarte y seguir creyendo en el amor!!!!
Itaca hermoso nombre para una hija, te lo robo!!!!
Besikis y buen finde semana!!!
MIMUNDO:
Yo convivo con una persona enferma de alzheimer y te aseguro que ellos notan los sentimientos, notan cuando son queridos.
Y gracias a ti por acompañarme en mi camino.
Besos
SARITISIMA:
Ahora soy yo el que te cuenta un secreto: me estaba imaginando la escena mientras la relataba y te juro que me he emocionado.
¡ay! querida Sara somos unos tontos sentimentales.
Un beso y gracias por hacerme "compañía" en esta jodida semana.
GISE:
Gracias por tu comentario. En cuanto a lo de juntar los relatos y publicarlos, dame una pista, porque no sabría ni por donde empezar, pero si conoces a un editor yo encantado.
En cuanto a lo de ponerle Itaca a una hija, la verdad, a mi me parece un nombre precioso, acaso no hay niñas que se llaman Africa.
Y por cierto no me robes la idea, te la regalo con todo el cariño del mundo.
Besos
¿Qué ha pasado?
Creía que había leído además otra entrada, en la que nos contabas lo de las fotos, y ahora no está?
ufff...
Precioso. Deberias escribir un libro, de relatos o lo que sea. Pero de ninguna manera deberias desaprovechar el talento que tienes.
Un final muy triste pero me ha gustado. Besitoss
BAHHIA:
Tienes razó pero me he equivocado y esa entrada la tenía preparada para cuando la gente terminara de leer el final.
Asi que la he guardado para después.
un beso
ESPERANZA:
Gise también dice lo mismo sobre lo de publicar pero te respondo igual que a ella, no sabría ni por donde empezar.
En cuanto a que el final es triste, bueno, no sé que decirte. Al final ambos encuentran Itaca y en definitiva es lo que buscaban.
un beso
Realmente el final es tan conmovedor como el principio de la historia... y eso es lo que la hace especial... has sabido mantenernos en vilo y sacarnos en cada uno de tus post una lagrimilla... y el final...qué decir... encontraron lo que buscaban ITACA...
La mujer sabía que ese hombre a quién tanto amo volvería, y volvió... hermosa historia...
Xavi gracias por compartir con nosotros todo esto... me parece increible como escribes de verdad... enhorabuena, un beso.
ufff, menos mal, es que últimamente me pasan unas cosas ....
Siempre está bien poder cerrar el círculo.
bss
Eres un pequeño cabroncete que me ha hecho soltar la lagrima... Esta te la guardo eh??
Un abrazo, espero que estés mejor.
Espero que en tu viaje a Itaca encuentres todo lo que buscas
besos
lágrimas de mar
Bueno Xavi... ahí está la Ítaca particular de esa bella mujer, que en sus arrugas cuentan verdades.
solo espero que tu encuentres tu Itaca.
un besito y encantada de qque me digas pequeña
MUXOS ANIMOS XAVI
Qué tierno y qué final más sorprendente...
Desde luego, ha sido una bella historia de amor, al menos narrada de esta manera tan elegante y sutil.
Me ha encantado...y también emocionado.
Si es que al final nos vas a hacer a todos unos blandengues, jaja!!
Ah ! por cierto, respecto a Fufú, por el comentario que me has dejado....ya ha sido aclarado con nueva entrada!
Un beso Xavi !!
Bonita sorpresa para esa mujer: Llevarle Itaca hasta sus propias manos. Y menuda sorpresa para la hija al escucharla hablar con tanta "racionalidad".
Fabulosa la magia que transmiten tus historias
Un abrazo
Que bonito!!!!!!! me ha encantado, parece algo tan real y a la vez tan irreal, que bonito, precioso .... no tengo palabras, sigue escribiendo me encanta como lo haces, Besos.
Gracias por regalarnos siempre estas magníficas historias. Enganchan.
Un abrazo
Vaya..
Si en verdad el Amor fuera asi..
Pero bueno llegamos a Itaca..
y solo puedo decir
!!excelente!!
Historia de Amor
y Marabillosamente
Escrita.
Espero que estes ya mejor.
¿y ahora que?
¿Segimos navengando o por tierra firme esta vez?
Besos.
Que decir!!! , un relato muy hermoso pero profunadamente triste.
Gracias por deleitarnos con cada palabra que escribes.
Ya tengo un nombre como lo pedistes.
Un Besoo y un abrazo!!!
Admiro la capacidad que tienes de hacer algo tan bonito (refiriendome al blog y las historias que escribes)en momentos tan duros...
Aunque hubo momentos en que con un poco de presion trabaje mejor, ya no es el caso. Hoy en dia con ansiedad y estres soy incapaz de concentrarme tanto.
Yo pienso que vendran tiempos mejores para ti y para todos, y aparcaremos estos males que hoy en dia nos merman o impiden que nos sintamos mejor. Animo!
Musu bat.
ASISOYYO:
He intentado "describir" que al final cuando esperas algo de verdad, cuando lo ansías con todas tus fuerzas siempre, siempre acaba llegando.
Un beso y gracias a ti por compartir mi camino.
BAHHIA:
Siempre es importante intentar cerrar el círculo.
Te quiero un montón, bueno pero para que te lo digo si ya lo sabes y me alegro muchísimo de tu estado de ánimo.
EGO:
El pequeño cabroncete eres tu que no se me quita de la cabeza la oportunidad de la biblióteca.
Ahora en serio te debo una cañita por esa lágrima derramada.
Te quiero capullin
LÁGRIMAS DE MAR:
Seguro que encuentro todo lo que busco ¿quizás ya lo he encontrado?
todo a su debido tiempo, el camino es largo y lleno de peligros pero te aseguro que lucharé por llegar a Itaca.
LAGRIMAS DE MAR:
Por cierto gracias por pasarte por mi blog. Con ese nombre seguro que me gusta el tuyo.
DYSSAR:
A partir de ahora te llamaré mi pequeña Dyssar (de hecho yo podría ser tu padre jajaja). Yo también espero y deseo que encuentres tu Itaca.
Un beso pequeña niña con gran corazón.
CHUSPI:
No te imaginas cómo me ha gustado que digas que mi relato está narrado de forma elegante y sutil.
Gracias.
Respecto a lo de Fufú ya le echaré un vistzo.
WILLYTALES:
Gracias por decir que mis historias tienen magia. no te imaginas la ilusión que me hace.
Un abrazo
SENDIEVA:
En mis relatos siempre mezclo lo real con lo irreal, a vosotros os toca averiguar que hay de cierto en los relatos.
un beso
EJCO:
Gracias a ti por la maravillosa sorpresa que es para mí el tenerte en mi camino.
Un besazo
LUCIA-M:
En cuanto te responda publico el próximo post y verás donde estoy ahora.
un beso y espero que los siguientes relatos te sigan gustando tanto como ahora.
Y sí, estoy un poquito mejor. Gracias por preocuparte.
WARMI:
¿de verdad te parece tan triste? yo creo que no, de hecho ella al final encuentra y llega a Itaca.
Por cierto, me gusta el nombre.
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