Sentado en la bañera de popa miro hacia atrás y veo como la bocana del puerto se va alejando. Lo único que queda es una estela blanca rompiendo la armonía de un desierto azul. La costa se va alejando igual que el sol que golpea mi cara. Empieza a soplar un levante suave, muy suave tanto que solo consigue rozar la mayor ligeramente…pero no tengo prisa por llegar a algún sitio.
Entro dentro del camarote, cojo el portátil, una cerveza y me siento de nuevo en el banco de popa. Poco a poco la única luz que queda es la que proporciona la pantalla del ordenador. Abro la carpeta de las entradas del blog y veo como la vida da giros inesperados, como de repente un cambio de viento hace que una tranquila travesía se convierta en un temporal.
La última vez que publiqué una entrada fue para despedir a una amiga; ahora publico la entrada que tenía preparada y que intentaba explicar lo que han sido mis vacaciones:
“De nuevo, después de un mes y medio, me encuentro sentado delante del ordenador, con mis fotos, mis discos de jazz, mi flamenquito, mis libros de barcos, mi mapamundi cubriendo la mesa de cristal y yo…yo repasando las fotos del verano.
Primero Sevilla donde pasé una semana tremenda de calor, de hecho cuando terminaban las clases lo primero que hacíamos es ir a la piscina del hotel. Luego pasaba los apuntes al ordenador y al atardecer salíamos a picar algo…una “pringá” y una cervecita. Sin embargo es una semana que compensa, no solo por la importancia del curso sino también por poder disfrutar de esa tierra llamada Andalucía. De ella me gustan sus playas, sus olores, su gente que se abre a ti sin tapujos sin mirar de dónde eres y mucho menos a dónde vas, me maravilla la Alhambra, el color albero de la Maestranza, los pueblecitos de la costa de Almería, el color de la tierra de Jaén, el casco antiguo de Córdoba con sus paredes cubiertas de flores y sus calles llenas de recuerdos de lo que en su día fue un mundo lleno de tolerancia y respeto, los pueblos blancos de Málaga colgados en las laderas de las montañas mirando a la mar, esperando que llegue el viento que los refresque… me quedan por conocer Huelva y Cádiz. Seguro que no me defraudan. Es curioso, nací en un pueblo del Mediterráneo, vivo y trabajo en el Norte pero tengo la certeza, la absoluta certeza que algún día, cuando ya no tenga que levantarme por las mañanas para ir a trabajar navegaré hacia el sur.
Después de Sevilla y unos días de trabajo llegó Roma. Una ciudad que me atrapó y me robó el corazón, no ya por sus monumentos que son impresionantes, si no por sus miles de rincones llenos de magia, llenos de vida. Es cierto que hay muchos turistas, que en todos los sitios hay mucha gente pero hay que intentar abstraerse, mirar como si tú fueras el único que está en ese lugar observando como el agua de la Fontana de Trevi cae solo para ti, escuchando como hablan las piedras del viejo Coliseo, oliendo los miles de aromas que se mezclan en el Trastevere, viendo desde la Piazza di Spagna como el sol se hunde tras las cúpulas de las miles de iglesias que adornan el cielo de Roma… y qué decir de la voluptuosidad de la Capilla Sixtina. Me impactó. Durante el tiempo que estuve en ella intenté retener ese momento a sabiendas que sin duda será uno de los espectáculos más hermosos que verán mis ojos.
Soy consciente que me dejo cosas, pero es imposible abarcar en pocas líneas todo lo que te ofrece una ciudad como Roma. Lo único cierto es que ha igualado a mi admirado, caótico y mágico El Cairo.
De Roma fuimos a mi querido y añorado pueblo asentado sobre las orillas del Mediterráneo…pero eso será otra historia.”
Apago el portátil. Ya no queda ninguna luz a la que mis ojos tengan que acostumbrarse, ahora simplemente tengo que mirar hacia mi alma y esperar que la travesía sea larga y llena de ventura…y aventuras.
1 comentario:
la vida tiene ésto... no sé si giros inesperados, porque no mandamos sobre ello, pero quizá todo tenga un porqué..
lo hermoso y doloroso es seguir viviendo.. seguir sintiendo..
Te he visto en ese banco de popa.. poniéndole cara al viento, repasando tu tiempo..
la vida tiene ésto..
un gran abrazo
isla
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